viernes, febrero 22, 2008

22 de Febrero

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE (GROAAAAR)

Henos aquí, encaramados en la cofa, mi hambre y yo… (GROAAARRR)… está claro que cuando la gusa aprieta ni los huesos de los muertos se respetan, pero no os quiero contar lo que es ver en las nubes molletes que reclaman mantequilla, o en cada tripulante carne tierna y sabrosa mientras se concentra uno en hallar longaniza en la encimera, perdón, hallar en lontananza la quimera…
[RÁFAGA DE SOFRITO]
(GROAAARRRR) Asumo que soy un lobo de mar, pero el hambre canina no me pone ni un pelo… y sobre todo cuando se debe a que el marmitón –o más bien el pinche a juzgar por las punzadas que siento en las entrañas- ha arrojado por la borda el rancho porque, a su juicio, se había requemado… ¡socarrado ha dicho el so cab-rito!… (con perdón)… (GROAAAR)… Qué mala es la gazuza… dicen que agudiza el ingenio, y a mí lo que me saca de dentro es un genio endiablado… ¿Cómo perseguir utopías en estas condiciones, si mis ojos no ven más allá del agujero negro de mis tripas? ¿Cómo pensar siquiera en otro no-lugar que en el hueco cuyo eco reconcome mi vana anatomía? ¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!... Por no hablar del destino, que no es hoy otra cosa que un intestino audaz como una boa capaz de tragar peces, pollos, e incluso la madera de este barril añoso que una vez, hace tiempo, almacenó manzanas… Hambre, hambre… plato único hoy de este cuaderno; Aunque bien pudiera ser esta página del diario de a bordo un ejemplo de aquello que decía Mark Twain: El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir.
[RÁFAGA DE FUAGRÁS]
Seguimos navegando… pegando dentelladas a la Procelosa Mar de las Ondas Hertzianas, engullendo el espacio y el tiempo a lo Heliogábalo… y, no lo niego, soñando con llegar, a mesa puesta, a las amables dársenas de la Ciudad Invisible. (GROAAAAR).

FUNDE CON QUESO

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que vuestra ciudad, bien podria pertenecer a mi planeta.

PD: enhorabuena por el programa.
saludos

Anónimo dijo...

Donde los manjares no serán propiamente invisibles.

Un saludo