CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Hoy, día de la madre tierra, alacena de recursos naturales de toda índole, viajamos al interior de sus entrañas. Pero nada tiene que ver nuestra aventura con la “julioverniana” por tantos conocida y narrada…
Ponemos proa al calor, al suelo calentorro y un tanto obsceno que crece en el núcleo duro de esta no tan beata matrona…
[RÁFAGA]
Como ella colma nuestras necesidades más primarias, traspasamos esa falda de serpientes representada por el imaginario azteca y nos abrimos camino a través de cuevas húmedas… nos adentramos (respira), ay que no cabemos... ya está…nos adentramos hasta el fondo…poquito a poco, sintiendo el ardor en cada poro de nuestra callosa y deteriorada piel…
Nos va dando cierto…gustito navegar por aguas tan calientes aunque… (HUELE)… un tanto mal-olientes, debe ser por los fluidos… contaminantes que derramos sobre la diosa Gaya. Aún así continuamos en esta gozosa anda-dura, dura, dura…¿hay eco?
[RÁFAGA]
Durante esta jornada y más que nunca tengo órdenes de no bajar de esta cofa. Enjaulada y como una “voayere” contemplo al resto de tripulantes, y lo que veo no es apto para cardíacos…en serio, ¿cómo puede llegar a ser tan flexible el cuerpo humano?...Nunca imaginé, bueno sí, pero nunca había observado con mis propios ojos lo que los instintos más terrenales podrían crear…Eso es un codo o un…
[RÁFAGA]
Seguimos navegando, después de esta singladura necesitaré cantidades ingentes de vitamina C, la procelosa mar de las ondas hertzianas el espacio-tiempo ya no pueden además turbarme, en un periplo que paradójicamente y al final parece que separa los pies del suelo, de la tierra y de sus raíces y levita, de aquella manera, buscando eso sí, incansable, su anhelada Ciudad Invisible…
FUNDIRSE SIN MÁS
Hoy, día de la madre tierra, alacena de recursos naturales de toda índole, viajamos al interior de sus entrañas. Pero nada tiene que ver nuestra aventura con la “julioverniana” por tantos conocida y narrada…
Ponemos proa al calor, al suelo calentorro y un tanto obsceno que crece en el núcleo duro de esta no tan beata matrona…
[RÁFAGA]
Como ella colma nuestras necesidades más primarias, traspasamos esa falda de serpientes representada por el imaginario azteca y nos abrimos camino a través de cuevas húmedas… nos adentramos (respira), ay que no cabemos... ya está…nos adentramos hasta el fondo…poquito a poco, sintiendo el ardor en cada poro de nuestra callosa y deteriorada piel…
Nos va dando cierto…gustito navegar por aguas tan calientes aunque… (HUELE)… un tanto mal-olientes, debe ser por los fluidos… contaminantes que derramos sobre la diosa Gaya. Aún así continuamos en esta gozosa anda-dura, dura, dura…¿hay eco?
[RÁFAGA]
Durante esta jornada y más que nunca tengo órdenes de no bajar de esta cofa. Enjaulada y como una “voayere” contemplo al resto de tripulantes, y lo que veo no es apto para cardíacos…en serio, ¿cómo puede llegar a ser tan flexible el cuerpo humano?...Nunca imaginé, bueno sí, pero nunca había observado con mis propios ojos lo que los instintos más terrenales podrían crear…Eso es un codo o un…
[RÁFAGA]
Seguimos navegando, después de esta singladura necesitaré cantidades ingentes de vitamina C, la procelosa mar de las ondas hertzianas el espacio-tiempo ya no pueden además turbarme, en un periplo que paradójicamente y al final parece que separa los pies del suelo, de la tierra y de sus raíces y levita, de aquella manera, buscando eso sí, incansable, su anhelada Ciudad Invisible…
FUNDIRSE SIN MÁS
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