CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Ponemos rumbo hacia los lugares en donde el éter sonoro se festeja, y es signo de alegría y buen humor. Nos dirigimos hacia latitudes más templadas, en las que pretendemos olvidarnos de nuestra afanosa labor por unos momentos, e imaginar que nos tropezamos ya, con nuestra anhelada utopía.
[Ráfaga ilusoria]
Puede que hoy, no sea difícil creer que nos hallamos en ese lugar intangible. Porque una vez más, hasta la cofa me llegan ecos de cálidas sinfonías, y desembocan murmullos apaciguados que me dicen, que nos situamos en un lugar del espacio-tiempo, cercano a lo audible.
A medida que transcurren los días, nuestros oídos de marineros de aguas agridulces se hacen más sensibles a los susurros, a los ruidos y a las cadencias que viajan cada día por la procelosa mar de las ondas hertzianas. Y yo diría que incluso son más exigentes Y por eso, aunque todavía nos ubicamos lejos de aquellas tierras sonoras, un cierto sentido armónico, me dice que quizás encontremos allí nuestro lugar soñado.
[Ráfaga a lo lejos]
Continuamos avanzando con las orejas bien puestas en aquellas esferas, que comienzan a perfilarse, aunque no para nuestros ojos. Los incomprensibles arrullos, ahora adquieren ritmo y un cierto significado, la palabra envuelve a cada una de las notas que componen las melodías, convirtiéndolas en pequeños fragmentos poéticos. Nos dejamos arrastrar por cada golpe musical y vocal, y la vista, queda en un segundo plano, empujada por la fuerza que hoy tiene el oído.
[Ráfaga ganadora]
Al compás de los vientos que incitan a nuestra nave a seguir navegando. Desde lo alto y aún con los párpados bien abiertos, sueño con escuchar la llamada de nuestra querida Ciudad Invisible
FUNDE CON SONIDOS INAUDIBLES
Ponemos rumbo hacia los lugares en donde el éter sonoro se festeja, y es signo de alegría y buen humor. Nos dirigimos hacia latitudes más templadas, en las que pretendemos olvidarnos de nuestra afanosa labor por unos momentos, e imaginar que nos tropezamos ya, con nuestra anhelada utopía.
[Ráfaga ilusoria]
Puede que hoy, no sea difícil creer que nos hallamos en ese lugar intangible. Porque una vez más, hasta la cofa me llegan ecos de cálidas sinfonías, y desembocan murmullos apaciguados que me dicen, que nos situamos en un lugar del espacio-tiempo, cercano a lo audible.
A medida que transcurren los días, nuestros oídos de marineros de aguas agridulces se hacen más sensibles a los susurros, a los ruidos y a las cadencias que viajan cada día por la procelosa mar de las ondas hertzianas. Y yo diría que incluso son más exigentes Y por eso, aunque todavía nos ubicamos lejos de aquellas tierras sonoras, un cierto sentido armónico, me dice que quizás encontremos allí nuestro lugar soñado.
[Ráfaga a lo lejos]
Continuamos avanzando con las orejas bien puestas en aquellas esferas, que comienzan a perfilarse, aunque no para nuestros ojos. Los incomprensibles arrullos, ahora adquieren ritmo y un cierto significado, la palabra envuelve a cada una de las notas que componen las melodías, convirtiéndolas en pequeños fragmentos poéticos. Nos dejamos arrastrar por cada golpe musical y vocal, y la vista, queda en un segundo plano, empujada por la fuerza que hoy tiene el oído.
[Ráfaga ganadora]
Al compás de los vientos que incitan a nuestra nave a seguir navegando. Desde lo alto y aún con los párpados bien abiertos, sueño con escuchar la llamada de nuestra querida Ciudad Invisible
FUNDE CON SONIDOS INAUDIBLES
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