martes, diciembre 27, 2005

Cuaderno 26 de Diciembre

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE

Comenzamos un nuevo periplo en busca de nuestra anhelada utopía. Hacemos equilibrios para navegar con firmeza a través de la procelosa mar de las ondas hertzianas que hoy se muestra caprichosa y se reduce hasta formar una finísima vía por la que debemos transitar.
[Rafaguita de viento]
Al ascender por el palo mayor me invade un cierto vértigo. Hasta ahora, no me había dado cuenta de que un paso en falso subiendo por esta escala, puede suponer una caída hacia el vacío. No miro atrás y me concentro orientando mis ojos hacia la cofa, que cada vez está más cerca. Por fin llego…
Tantos días haciendo lo mismo, me han convertido en una experta saltimbanqui, sin embargo nunca me había parado a pensar en los peligros que acarrea esta acción…
[Mareo tonto]
Llevo un rato meditando sobre los riesgos que supone este viaje a través del espacio-tiempo. Y en como la tripulación los asume y sale siempre airosa de cualquier percance. Quizás se deba a que con el paso de los años, el cuerpo y la mente de mis compañeros, se han ido adaptando a las condiciones de navegación. Puede que si echarán la vista atrás no se reconocieran.
Nuestro navío acoge a marineros tan dispares, que todos juntos formarían un conjunto de personajes sacados de un relato de Tim Burton. Como buenos bucaneros, capaces de domar a las fieras más salvajes y enfrentarse a los lances más peligrosos, todos, tienen alguna señal en el cuerpo, que les recordará de por vida sus aventuras.
[Suena un villancico]
Seguimos navegando, nos balanceamos mientras surcamos las finas aguas que mecen nuestro barco. Si ahora mismo observara desde fuera a esta embarcación, asistiría a un espectáculo, en el que la diversión y la emoción estarían garantizadas.
Personas que vuelan entre los mástiles, otras que por arte de magia desaparecen entre las vaporosas velas, o polizones que resbalan y caen de bruces sobre la cubierta, provocando las carcajadas de los altos mandos.
Todo ello en perfecta armonía, al mismo tiempo que día tras día hacemos malabares con los mapas para dar de una vez por todas con nuestra querida Ciudad Invisible.

FUNDE CON REDOBLE DE TAMBOR

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