viernes, enero 11, 2008

Cuaderno 4 de Enero

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE

Me encuentro mirando la brújula hipnotizado por el temblequeo indeciso de su aguja… señala el norte de manera difusa, como temerosa de que sus indicaciones pudiesen dar al traste con esta nave y con el destino que esta tripulación persigue en cada singladura: la Utopía… No entiendo sus temores… al fin y al cabo no le hacemos más caso que a los augurios alcohólicos de los viejos marinos. El margen de confianza es tan estrecho como el rabillo del ojo. La tenemos presente, como a una vieja arpa, en el ángulo muerto; en el ángulo oscuro…
[TENSO SILENCIO DE PENUMBRA]
Quizás lo emocionante sea la mera presencia de la brújula en esta esfera sonora... Es el ojo de pez, la mirilla encantada que algún taxidermista injertó en el navío para mostrarnos siempre la vida disecada que dejamos atrás al embarcarnos… No es otra su labor, porque aquí el magnetismo lo tienen las personas; hay tantos nortes como desnortados y un evidente riesgo de locura flotando en el ambiente que amenaza a las mentes sistemáticas… No existen los patrones salvo aquel que señala la derrota a seguir desde el puente de mando; no hay un canon siquiera digital al que se ajuste la Procelosa Mar de las Ondas Hertzianas… No hay un número Pí sino un rumor de fondo… un pío pío que yo no he sío…
[MAELSTROM SONORO HASTA VACIARSE]
Alguien me vuelve a mí con un chasquido. Me llaman al orden sobre la cubierta… Veo que sí que hay engranajes, maquinarias de huesos, piel, madera, como esta nave errante… Seguimos navegando… en el confín opuesto del planeta una mariposa bate sus alas… y un poco más allá los vendavales barren los viejos barrios de extrarradio de La Ciudad Invisible.

FUNDE SINTONIA CON CUÑA

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