CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
La majestuosidad de nuestro navío, se impone sobre la procelosa mar de las ondas hertzianas. Cada día, este barco y los anhelos de su tripulación, renacen como el ave fénix, de sus cenizas, para continuar en busca de la utopía.
[Viento del Este]
Nuestros ideales vuelan a través del espacio-tiempo. En realidad somos un pequeño punto que viaja por el gran cosmos, pero yo, desde la cofa observo nuestra nave en todo su esplendor.
Hoy sobrevolamos lugares desconocidos para el hombre y cuya imaginación, ha dibujado a lo largo de la historia, desde tiempos mitológicos hasta la actualidad.
Morada de Zeus, de ángeles, de santos y otras deidades, esa esfera azul que envuelve a la tierra ha sido hasta hace poco surcada únicamente por animales alados.
Algo de cierto hay en lo que se ha dicho sobre este paisaje, por el que ahora batimos nuestros remos.
Traspasados los malos humos y ese telón de gases sucios y tóxicos una sensación de bienestar nos invade.
¿Sería aquello el limbo?... ¡Ah no! Que eso dicen que ya no existe…
[Niebla gris]
No hay ni una sola nube, pero tampoco diviso las estrellas. Sin la luna no sé de qué manera vamos a marcar las coordenadas a partir de ahora. Sin embargo esto no me importa, un sentimiento de paz y felicidad me embriaga.
Al igual que ocurre cuando dejo mi mente en blanco, me relajo con la certeza de que nada malo nos puede pasar.
No hay ruido ni movimientos bruscos que ahora nos puedan perturbar. Flotamos en el éter, y nos quedamos suspendidos en medio de la nada, en un espacio que carece de formas y colores.
[Ráfaga de luz]
Buscamos el séptimo cielo, y creo que estamos cerca, aquí no hay miedos, ni maldad. Sólo armonía, placer, alegría…
Si esto, no es resultado de un bonito sueño provocado por el opio con el que consolamos nuestras incertidumbres. Puede que estemos rozando la infinita Ciudad Invisible.
[Viento del Este]
Nuestros ideales vuelan a través del espacio-tiempo. En realidad somos un pequeño punto que viaja por el gran cosmos, pero yo, desde la cofa observo nuestra nave en todo su esplendor.
Hoy sobrevolamos lugares desconocidos para el hombre y cuya imaginación, ha dibujado a lo largo de la historia, desde tiempos mitológicos hasta la actualidad.
Morada de Zeus, de ángeles, de santos y otras deidades, esa esfera azul que envuelve a la tierra ha sido hasta hace poco surcada únicamente por animales alados.
Algo de cierto hay en lo que se ha dicho sobre este paisaje, por el que ahora batimos nuestros remos.
Traspasados los malos humos y ese telón de gases sucios y tóxicos una sensación de bienestar nos invade.
¿Sería aquello el limbo?... ¡Ah no! Que eso dicen que ya no existe…
[Niebla gris]
No hay ni una sola nube, pero tampoco diviso las estrellas. Sin la luna no sé de qué manera vamos a marcar las coordenadas a partir de ahora. Sin embargo esto no me importa, un sentimiento de paz y felicidad me embriaga.
Al igual que ocurre cuando dejo mi mente en blanco, me relajo con la certeza de que nada malo nos puede pasar.
No hay ruido ni movimientos bruscos que ahora nos puedan perturbar. Flotamos en el éter, y nos quedamos suspendidos en medio de la nada, en un espacio que carece de formas y colores.
[Ráfaga de luz]
Buscamos el séptimo cielo, y creo que estamos cerca, aquí no hay miedos, ni maldad. Sólo armonía, placer, alegría…
Si esto, no es resultado de un bonito sueño provocado por el opio con el que consolamos nuestras incertidumbres. Puede que estemos rozando la infinita Ciudad Invisible.
FUNDIR CON SINTONÍA CON CUÑA
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