CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Nuestra nave traspasa las fronteras del espacio-tiempo. Un día más, jugamos a buscar lo imperceptible. La procelosa mar de las ondas hertzianas, se engalana, mientras nosotros la contemplamos con ojos asombrados. Cada año se vuelve a vestir de amor, paz, buena voluntad… siempre es lo mismo, pero nunca no deja de conmoverme.
[Ráfaga alegre]
Puede que hoy esté un poco “blandita”, es la resaca de una noche llena de sorpresas. Ya sé que para muchos, es mañana la gran fiesta, pero a causa de mi trabajo en esta nave, a mí se me ha concedido este regalo de adelanto. Muchas gracias.
Ayer volví a sentirme como una niña. Me di cuenta, con asombro, que poca gente pierde de vista para siempre su infancia.
Y esta mañana he vuelto a comprender y a entender porqué a los más pequeños les gustan tanto estas fechas. Por supuesto que es fundamental que te hagan un regalo, y sin que sea tu cumpleaños, pero quizá lo más importante es la espera, y dejar que te asombren fácilmente.
[Sorpresa]
Dicen que los protagonistas de estos días son los más pequeños, estoy de acuerdo. En los puertos en los que hacemos escala, me gusta observarlos, están nerviosos, alegres y expectantes... todo a la vez.
Muchos afirman, que es su inocencia la que les permite disfrutar de cada instante, y yo sin embargo, creo que lo que ocurre, es que son los más listos, los más sabios... porque son ellos los que mejor perciben que algo grande y bonito está sucediendo. Se dan cuenta, de que hay pocos momentos en los que mucha gente se pone de acuerdo para hacer algo bueno, y en este caso es para hacerles felices.
[Ráfaga pastelosa]
Seguimos navegando, desde la cofa oteo cómo sigue en marcha ese espectáculo destinado a todo aquel que sea un niño, ya sea grande o pequeño. Como en toda empresa de este calado, siempre hay algo de ficticio, pero el resultado es una gran verdad. Por unos segundos muchos rozamos esa quimera y nos sentimos plenos y afortunados como si ya formáramos parte de nuestra querida Ciudad Invisible
FUNDE CON UNA ZAMBOMBA
[Ráfaga alegre]
Puede que hoy esté un poco “blandita”, es la resaca de una noche llena de sorpresas. Ya sé que para muchos, es mañana la gran fiesta, pero a causa de mi trabajo en esta nave, a mí se me ha concedido este regalo de adelanto. Muchas gracias.
Ayer volví a sentirme como una niña. Me di cuenta, con asombro, que poca gente pierde de vista para siempre su infancia.
Y esta mañana he vuelto a comprender y a entender porqué a los más pequeños les gustan tanto estas fechas. Por supuesto que es fundamental que te hagan un regalo, y sin que sea tu cumpleaños, pero quizá lo más importante es la espera, y dejar que te asombren fácilmente.
[Sorpresa]
Dicen que los protagonistas de estos días son los más pequeños, estoy de acuerdo. En los puertos en los que hacemos escala, me gusta observarlos, están nerviosos, alegres y expectantes... todo a la vez.
Muchos afirman, que es su inocencia la que les permite disfrutar de cada instante, y yo sin embargo, creo que lo que ocurre, es que son los más listos, los más sabios... porque son ellos los que mejor perciben que algo grande y bonito está sucediendo. Se dan cuenta, de que hay pocos momentos en los que mucha gente se pone de acuerdo para hacer algo bueno, y en este caso es para hacerles felices.
[Ráfaga pastelosa]
Seguimos navegando, desde la cofa oteo cómo sigue en marcha ese espectáculo destinado a todo aquel que sea un niño, ya sea grande o pequeño. Como en toda empresa de este calado, siempre hay algo de ficticio, pero el resultado es una gran verdad. Por unos segundos muchos rozamos esa quimera y nos sentimos plenos y afortunados como si ya formáramos parte de nuestra querida Ciudad Invisible
FUNDE CON UNA ZAMBOMBA
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