CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Retornamos a los orígenes de este largo periplo que persigue a la utopía. Ponemos rumbo a Oriente.
Como depositarios del testigo que nos dejó aquel viajero veneciano, un día más navegamos a través de la procelosa mar de las ondas hertzianas en busca de los confines donde nace el sol.
[Ráfaga de arena]
Tierras exóticas se abren a nuestro paso a través del espacio-tiempo. Mundos recreados por la imaginación del hombre son ahora el escenario que nos rodea. Pero, la historia y la leyenda, muchas veces se ven cubiertas por el manto del idealismo y la fantasía, y cuando se descubren de nuevo, el choque con la cruda realidad puede ser mortal.
Nosotros estamos apunto de estrellarnos con ella. Atrás hemos dejado una gran muralla que escondía celosamente los secretos que dentro de poco vamos a desentrañar.
[Gong....]
Aromas y ritmos procedentes de lejanas tierras comienzan a invadirnos. Nos dejamos impregnar por todos ellos. Somos una nave nómada que rápidamente se adapta a los cambios, aunque no nos olvidamos nunca de nuestra tradición y nuestras costumbres que, conservamos en la intimidad de forma muy estricta, casi religiosa.
Desde lo alto de la cofa puedo divisar ya, el perfil de viejos imperios. Y también el color predominante en sus calles, una luz roja envuelve muchos de los rincones de estos lugares. Sin embargo, el matiz es bien distinto según qué espacio observe.
A medida que avanzamos el contraste es mayor y las diferencias entre estos dos frentes, grandes civilizaciones antiguas, son numerosas. La riqueza y la decadencia marcan cada uno de nuestros pasos.
[Ráfaga de calor]
Seguimos navegando. Las coordenadas señalan al sol, que ahora se impone firme en el horizonte. La luz de esta calurosa estrella, así como el paisaje que ahora observo, luchan por sobrevivir a medida que transcurre el tiempo.
La palabra nos guía, en ella encontramos los estímulos que nos hacen falta para continuar en la búsqueda de nuestra querida Ciudad Invisible.
FUNDE CON AMARILLO
Como depositarios del testigo que nos dejó aquel viajero veneciano, un día más navegamos a través de la procelosa mar de las ondas hertzianas en busca de los confines donde nace el sol.
[Ráfaga de arena]
Tierras exóticas se abren a nuestro paso a través del espacio-tiempo. Mundos recreados por la imaginación del hombre son ahora el escenario que nos rodea. Pero, la historia y la leyenda, muchas veces se ven cubiertas por el manto del idealismo y la fantasía, y cuando se descubren de nuevo, el choque con la cruda realidad puede ser mortal.
Nosotros estamos apunto de estrellarnos con ella. Atrás hemos dejado una gran muralla que escondía celosamente los secretos que dentro de poco vamos a desentrañar.
[Gong....]
Aromas y ritmos procedentes de lejanas tierras comienzan a invadirnos. Nos dejamos impregnar por todos ellos. Somos una nave nómada que rápidamente se adapta a los cambios, aunque no nos olvidamos nunca de nuestra tradición y nuestras costumbres que, conservamos en la intimidad de forma muy estricta, casi religiosa.
Desde lo alto de la cofa puedo divisar ya, el perfil de viejos imperios. Y también el color predominante en sus calles, una luz roja envuelve muchos de los rincones de estos lugares. Sin embargo, el matiz es bien distinto según qué espacio observe.
A medida que avanzamos el contraste es mayor y las diferencias entre estos dos frentes, grandes civilizaciones antiguas, son numerosas. La riqueza y la decadencia marcan cada uno de nuestros pasos.
[Ráfaga de calor]
Seguimos navegando. Las coordenadas señalan al sol, que ahora se impone firme en el horizonte. La luz de esta calurosa estrella, así como el paisaje que ahora observo, luchan por sobrevivir a medida que transcurre el tiempo.
La palabra nos guía, en ella encontramos los estímulos que nos hacen falta para continuar en la búsqueda de nuestra querida Ciudad Invisible.
FUNDE CON AMARILLO
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