CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Las luces de nuestro navío alumbran nuestra travesía por la procelosa mar de las ondas hertzianas. El sol lleva oculto desde hace varias horas y la luna se esconde tras las nubes, así que poco alcanzo a divisar en esta noche cerrada.
[Ráfaga de niebla]
Mi posición, aquí en lo alto del palo mayor, me oculta a los ojos del resto de la tripulación. La cofa me vuelve a otorgar el papel de espectadora entre las sombras.
Sólo un meneo brusco podría delatarme. Actúo con cautela, me muevo como un felino agazapado. Intento disimular el estado de excitación que me produce hoy mi trabajo. Me gusta esta sensación, soy un voyeur que observa a sus compañeros y en este comportamiento hay algo prohibido que me entusiasma y me vicia a seguir mirando.
[Impulsos contenidos]
Los miembros de esta embarcación continúan con sus tareas rutinarias, y me pregunto que harían si supiesen que alguien escudriña todos y cada uno de sus movimientos.
Es tan diferente cómo actúan las personas dependiendo de quién les preste atención...
Como seres sociales que somos, posamos y actuamos ante los demás en nuestras labores del día a día. Sólo nuestro comportamiento cambia en la intimidad. La naturalidad de muchos de nuestros actos se reserva para pocas personas. La barrera de los comportamientos correctos, dificulta el camino que se dirige hacia el verdadero conocimiento del otro. Incluso la gentes más desinhibidas tienen algo que esconder.
[Pudor vergonzoso]
Seguimos navegando, ponemos rumbo hacia un diminuto punto de luz que se disipa a lo lejos, en la línea del horizonte. Atravesamos el espacio – tiempo, nuevos sonidos nos guían en nuestro periplo en busca de lo etéreo, aquello, que se manifiesta sólo ante los ojos del que sabe captar la esencia de lo intangible. Esa cualidad despojada de todo pudor que posee nuestra querida Ciudad Invisible.
FUNDE CON AMPLITUD DE MIRAS
miércoles, diciembre 21, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario