CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Iniciamos un nuevo periplo en busca de la utopía. Ponemos rumbo hacia ella, mis ojos brillan siempre que escudriño el horizonte por si la veo aparecer.
Somos marineros que tenemos tatuado en nuestras agallas, el deseo de poder rozar algún día… de aquello que por ahora permanece intangible.
[Ráfaga en spray]
Somos amantes de nuestro trabajo, porque en cada movimiento de timón, en cada despliegue de velas, notamos los efectos de la llamada de nuestra ciudad anhelada. Estamos enamorados de nuestra labor, porque con ella desempeñamos un cortejo constante en post de nuestro ensueño.
Navegamos a través del espacio-tiempo, con la fiereza del héroe que busca a su amada por todos los rincones del ancho mundo. Sorteando obstáculos, nos batimos con tempestades, con olas gigantes, y con monstruos marinos… porque la esperanza de encontrarla es la llama que nos mantiene vivos.
[Bum bum...bum bum]
Somos instrumentos a merced de la diosa Fortuna, que hoy se torna caprichosa y juega con nosotros. Nos moldea y nos cincela como ella desea. A fin de cuentas somos marionetas desteñidas por el salitre…muñecos que se mueven por los deseos de quien ha enredado nuestro cuerpo con hilos, y nos enmaraña para dar lugar a un espectáculo que a veces llega a ser hasta esperpéntico.
[Ráfaga pasada por un culo de un vaso]
Seguimos navegando, nos dirigimos a tierras portuarias, en donde la neblina gris, formada por el humo de los vapores y el tabaco es tan densa que incita a cobijarse en cualquier taberna que nos resguarde.
Así y durante el transcurso de nuestra escala, allí podremos formar parte del espectáculo más decadente,… el de los cientos de lobos de mar que aguardan esperando junto con el alcohol, a que vuelva el momento de embarcar, porque sólo entonces retorna lo que da sentido a su existencia. En nuestro caso zarpar en busca de nuestra rondada Ciudad Invisible…
FUNDE CON NOSTALGIA POR EL CALOR HUMANO
Iniciamos un nuevo periplo en busca de la utopía. Ponemos rumbo hacia ella, mis ojos brillan siempre que escudriño el horizonte por si la veo aparecer.
Somos marineros que tenemos tatuado en nuestras agallas, el deseo de poder rozar algún día… de aquello que por ahora permanece intangible.
[Ráfaga en spray]
Somos amantes de nuestro trabajo, porque en cada movimiento de timón, en cada despliegue de velas, notamos los efectos de la llamada de nuestra ciudad anhelada. Estamos enamorados de nuestra labor, porque con ella desempeñamos un cortejo constante en post de nuestro ensueño.
Navegamos a través del espacio-tiempo, con la fiereza del héroe que busca a su amada por todos los rincones del ancho mundo. Sorteando obstáculos, nos batimos con tempestades, con olas gigantes, y con monstruos marinos… porque la esperanza de encontrarla es la llama que nos mantiene vivos.
[Bum bum...bum bum]
Somos instrumentos a merced de la diosa Fortuna, que hoy se torna caprichosa y juega con nosotros. Nos moldea y nos cincela como ella desea. A fin de cuentas somos marionetas desteñidas por el salitre…muñecos que se mueven por los deseos de quien ha enredado nuestro cuerpo con hilos, y nos enmaraña para dar lugar a un espectáculo que a veces llega a ser hasta esperpéntico.
[Ráfaga pasada por un culo de un vaso]
Seguimos navegando, nos dirigimos a tierras portuarias, en donde la neblina gris, formada por el humo de los vapores y el tabaco es tan densa que incita a cobijarse en cualquier taberna que nos resguarde.
Así y durante el transcurso de nuestra escala, allí podremos formar parte del espectáculo más decadente,… el de los cientos de lobos de mar que aguardan esperando junto con el alcohol, a que vuelva el momento de embarcar, porque sólo entonces retorna lo que da sentido a su existencia. En nuestro caso zarpar en busca de nuestra rondada Ciudad Invisible…
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