CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Navegamos dibujando ensueños en el espacio tiempo. Nuestra nave corta el agua y traza surcos en la procelosa mar de las ondas hertzianas, en donde se depositarán los sedimentos de futuros deseos y anhelos que nos marcarán el camino hacia la utopía.
[Ráfaga]
Nuestro periplo en post de la quimera, es un viaje continuo a través de la edificación de los distintos sueños que ha intentado hacer realidad el hombre.
Somos marineros de aguas agridulces que recorren las calles de las aspiraciones irrealizables e intangibles. Cada día depositamos la primera piedra, de fantasías que están por venir. Corremos raudos y veloces, tomando siempre como referencia los planos, que otros maestros de obras delinearon.
Ellos, también le daban vueltas al lugar etéreo y pensaban constantemente en la construcción perfecta, ideal, en la que se pudieran alojar todas las ambiciones y esperanzas.
[Ráfaga]
Sin embargo, nuestra labor, no reside en cimentar posibles espacios tangibles, donde guardar lo invisible. Nosotros buscamos aquel lugar que se esconde tras cada creencia y motivación humanas.
Buscamos aquello que es el resultado del pensamiento y la palabra. Su esencia y no su forma.
Pasamos por encima de cualquier barrera lingüística, que nos obstaculice nuestra singladura. Sólo nos interesa lo que hay de fondo, la intención que nace y muere en cada sílaba, en cada acento, hasta formar una frase que dialogue con nosotros y de ahí encontrar una verdad distinta a la que creíamos absoluta.
[Ráfaga]
Seguimos navegando, la brisa marina nos acompaña desde el comienzo de este nuevo trayecto. Ese soplo de aire salado que penetra en cada hendidura de este navío, transformando su esqueleto de forma imperceptible. Así, también, sin apenas perturbarnos, es como cambian las ilusiones individuales o comunes, el paisaje de nuestra querida Ciudad Invisible.
FUNDIR CON ALFABETO
Navegamos dibujando ensueños en el espacio tiempo. Nuestra nave corta el agua y traza surcos en la procelosa mar de las ondas hertzianas, en donde se depositarán los sedimentos de futuros deseos y anhelos que nos marcarán el camino hacia la utopía.
[Ráfaga]
Nuestro periplo en post de la quimera, es un viaje continuo a través de la edificación de los distintos sueños que ha intentado hacer realidad el hombre.
Somos marineros de aguas agridulces que recorren las calles de las aspiraciones irrealizables e intangibles. Cada día depositamos la primera piedra, de fantasías que están por venir. Corremos raudos y veloces, tomando siempre como referencia los planos, que otros maestros de obras delinearon.
Ellos, también le daban vueltas al lugar etéreo y pensaban constantemente en la construcción perfecta, ideal, en la que se pudieran alojar todas las ambiciones y esperanzas.
[Ráfaga]
Sin embargo, nuestra labor, no reside en cimentar posibles espacios tangibles, donde guardar lo invisible. Nosotros buscamos aquel lugar que se esconde tras cada creencia y motivación humanas.
Buscamos aquello que es el resultado del pensamiento y la palabra. Su esencia y no su forma.
Pasamos por encima de cualquier barrera lingüística, que nos obstaculice nuestra singladura. Sólo nos interesa lo que hay de fondo, la intención que nace y muere en cada sílaba, en cada acento, hasta formar una frase que dialogue con nosotros y de ahí encontrar una verdad distinta a la que creíamos absoluta.
[Ráfaga]
Seguimos navegando, la brisa marina nos acompaña desde el comienzo de este nuevo trayecto. Ese soplo de aire salado que penetra en cada hendidura de este navío, transformando su esqueleto de forma imperceptible. Así, también, sin apenas perturbarnos, es como cambian las ilusiones individuales o comunes, el paisaje de nuestra querida Ciudad Invisible.
FUNDIR CON ALFABETO
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